Escribir entre poros y suspiros: La muerte consciente
La muerte consiente
Esa que esperas, que no sólo anhelas, también debes aceptarla.
Sabes que llegará, algunos días la escuchas, la sientes, la ves; otros
días la anhelas, la aborreces, la escupes mirándola fijamente.
La muerte no está tangible, pero ¿por qué la siento cerca, como si me
tocara con el viento?
Se vuelve tu amiga, la que te escucha, la que te aconseja tu siguiente
movimiento, ella es ese reno que te ayuda a remar fuerte cada vez más, pero
sigues en el mismo lugar, la que te asiente la cabeza cuando piensas algo
inevitable, pero no llegas a la acción.
Algunas veces se vuelve tu enemiga, esa que cada día la odias cada vez
más, te causa asco tan sólo pensar en ella, te suprime la esperanza y te
enaltece el sufrimiento.
Ella te susurra al oído diciendo: "al final te irás..."
La muerte es fiel a tu mente, siempre está allí, recordándote lo
importante que ella es en tu vida, analizando tus próximos pasos para acercarte
a ella, aplaudiendo tus momentos de oscuridad, fortaleciendo tus debilidades.
Devora cada rincón de color y amor en tu cuerpo y en tu alma, adora
desesperadamente cuando cierras los ojos y la imaginas y le hablas.
No se rinde porque tiene apego a ti, y tú a ella, ese apego es cada vez
más fuerte hasta el punto de mirarla en el espejo y decirle: "aquí estoy,
sólo llévame" pero es tan atrevida que no lo hace porque le gusta verte
sufrir, disfruta tu oscuridad, se alimenta de tu desesperación, se ríe de tu
derrota.
La muerte ama el protagonismo, tú y ella son como una novela, tú eres
el suicidio y ella es la asistencia a él, es decir, el nombre de la novela es
"un suicidio asistido" donde tú y ella son protagonistas de un
momento efímero y eterno en un lugar que no podrás describir ni contar.
La imagen de la muerte es bastante abstracta, puede aparecer en la
sonrisa de un niño, en la mirada de un perro, en las orejas de un gato, en el
relincho de un caballo, en el sonido de un trueno, en el vientre de una
embarazada, en la caparazón de un caracol, en las palabras de tu padre o madre,
en la felicidad psicoactiva de las drogas, en la sensibilidad del arte, en lo
absurdo de la guerra, en la lujuria y disfrute del sexo; la muerte
sencillamente aparece en el momento en que abres los ojos cuando despierta en
la mañana.
La conciencia de la muerte te hace sentir tan miserable, que siempre
quieres que se acerque a ti, pero ella sólo crece y se fortalece por el deseo
tuyo de tenerla y nunca conseguirla, la tendrás sólo cuando ella lo decida.
Ni siquiera en tus sueños puedes despegarte de ella, hasta en ellos la
anhelas, te sostiene con su mano fría diciéndote: "estoy aquí, para ti,
para siempre, te invito a la eternidad, donde no hay sonidos, no hay colores,
no hay palabras, no animales, sólo estamos tú y yo sin tiempo y sin espacio,
juntos, para siempre. Ahí en ese momento despiertas, y así ella se vuelve a
burlar de ti, porque nunca descansas de ser consciente que ella algún día
llegará.
Autor: FerGuzCat
Colombia, 06 de octubre
del 2025 (original)
Colombia, 08 de octubre
del 2025. (publicado)
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